sábado, 30 de agosto de 2008

Un renegado en La Rural



Por Bicho de Campo (07/08/2008)
“Ché, menos mal que ya se termina…”, me dice Raúl Parera, un amigo pampeano que me encontré en la Rural. La frase bien podría haber salido de boca de cualquier promotora o expositor que se haya comido, en un stand, las casi dos semanas que duró la muestra. Dicen que estando todos los días ahí adentro perdés la noción del tiempo y hasta parece que a uno le metieran una especie de sub-vida de doce días encerrada en esta vida que uno tiene. Pero jamás pensé en escuchársela al Gordo Raúl, la frase. En sus 47 años pisó la Rural dos veces.
La primera en el 70, cuando lo llevó su abuelo Don Federico Parera Quintana, viejo socio de la SRA y dos veces integrante de la Comisión Directiva. Su padre fue carbápido (son los de Carbap) y Raúl es hoy un federado (son los de Federación Agraria). El hombre, que debería tener en un rincón de su genética resabios de aristócrata hidalgo casi oligarca, terminó encabezando uno de los piquetes más intransigentes de La Pampa y jamás usó el doble apellido: es Parera sólo, a secas, y corto como la homónima calle porteña. El proceso de corrimiento de entidad –SRA> CRA> FAA- a través de las tres generaciones, quizás se lo deban a la gran fecundidad de la familia y a Dalmasio Vélez Sársfield: Don Federico Parera Quintana tuvo once hijos y José Parera –padre de Raúl, conocido como Pepe Quintana, ya que usa el otro apellido desde que se peleó con Don Federico– tuvo nueve. La ley de herencias hizo el resto. Raúl ya lleva cinco hijas. “No sólo ni el apellido les va a quedar a mis nietos, ni media hectárea tampoco les va a quedar”, dice en broma. (Ojo, el Gordo Raúl es bien coherente, no como otros triples apellidos que no les queda ni una maseta pero siguen pensando como el más hacendado, por no decir gorila oligarca, je) El Gordo andaba renegado, como siempre, pero esta vuelta en la Rural. Esa es la noticia. Como buen federado -y fanático que es– le esquivó siempre el bulto a pasearse por ahí. “Mirá ahí arriba, Bicho, vos podés creer? –me dijo señalando hacia lo alto del techo de una de las tribunas de la pista palermitana- El zeppeling ese con el escudo de la Federación! Tomá, sacame una foto que yo a estas digitales no las sé manejar; que salga bien la pista, las tribunas, ja! la cuna de la oligarquía. Ja, ja, las cosas que hay que hacer por la Mesa de Enlace… ja, ja!”. El paseo no tuvo desperdicio. De entrada arrancó encabronándose con las vacaciones de invierno, (por la cantidad de “gurises rompiendo la p…aciencia”), maldijo los precios (“6 mangos con cincuenta un choripán piojoso”), y casi se pelea con una vendedora de chacinados que le insistía para que deguste. Y accedió: le convidaron un pedacito de dos milímetros cúbicos de salame ensartado en la punta de esos palos largos, después tocó un queso y se le vino la pila abajo, y al final como no le convidaban de nuevo les dijo que eran “de pura vaca, un asco”. Para dar más crédito a sus argumentaciones, el Gordo Parera echa mano de comentarios de otros: “Recién escuché a un gringo que decía que esto está siempre igual, que ni los barajan un poquito a los puestos. Están siempre en el mismo lugar, y son los mismos. Yo no sé para qué viene la gente acá”. Yo le dije: Uuu, mirá que sos difícil, eh… Algunas de sus frases envenenadas también tienen fuertes motivos de Edipo. “Y estos pendejos haciéndose los camperos, usan alpargatas y boina quince días al año. ¿Por qué no se ponen un cartel que diga ‘soy un estudiante del interior’, y listo? Pavote!”, dice cuando nos cruzamos con algún jovencito que le relojea alguna de sus adolescentes hijas (que dicho sea de paso, están más buenas que las mollejas de corazón). El Gordo Parera reniega hasta del “olor a meada concentrada” del pabellón amarillo, como si nunca hubiera estado entre la hacienda, él, que es criador ganadero. Y se lo digo, pero contesta que “no es lo mismo el campo que quinientas vacas en un galpón quince días, caramba!” Las hijas se le ríen: “Che, papá, por lo menos te olvidaste de Alfredo por un rato”, tira una buscando con complicidad a las otras hermanas. “A ese ni me lo nombres. A los besos con los cajetillas en el restorán central”, fustiga. “Parece el Che Guevara de los oligarcas, el Perón de los ricos. Dejáte de joder.”




miércoles, 13 de agosto de 2008

¿Qué es Solidagro?

Solidagro es una Asociación Civil que encauza la voluntad solidaria de la gente del agro en favor de la gente necesitada a través del trabajo organizado de las entidades del sector social. Solidagro es la primera alianza entre entidades empresarias del campo y organizaciones de la sociedad civil. Con razón se lo puede llamar “La Solidaridad de la gente de Campo”. De esta alianza surge –en mayo de 2003- el primer Consejo Directivo. Más tarde, suman su apoyo distintos comités asesores, con representantes de instituciones académicas que trabajan en temas de nutrición y alimentación, y organismos pertenecientes a la Cadena Agroalimentaria que participan con su consejo y experiencia. De este grupo nace la idea de construir una red solidaria intersectorial que permita coordinar con eficiencia los aportes de aquellos productores, empresas agroalimentarias y organizaciones sociales que no saben cómo canalizar eficientemente sus ganas “de poner el hombro”. La meta es llegar a convocar a la mayor cantidad posible de productores cerealistas, ganaderos, cooperativas, rematadores, operadores de granos y agroindustrias con un sistema de programas regionales adaptados a las necesidades de cada medio en particular. En concreto, la propuesta de Solidagro es crear Bancos Solidarios Regionales (BSR) en todo el país, conformados por las entidades locales representativas de la región, mediante los cuales productores y empresas agroalimentarias donen una porción del producto de su trabajo que le llega a los necesitados a través de las entidades del sector social locales.

http://www.solidagro.org.ar/

El campo ya no puede ser el patio de atrás


A partir de mediados de los 70 comienza en la Argentina una profunda mutación en las políticas ligadas al desarrollo rural. El modelo de desarrollo rural basado en explotaciones familiares con anclaje local en pueblos pequeños y medianos, se va transformando gradualmente en un modelo rural basado en grandes unidades productivas, controlado por grandes empresas nacionales y trasnacionales, de mayor productividad por hectárea y directamente vinculado a la exportación, ligado a un referencial cultural modernizante que pretende la progresiva asimilación del mundo rural por la racionalidad tecnológica y el mercado. Este nuevo modelo productivo que canaliza recursos financieros urbanos, tiene la capacidad de deslocalizarse e imponerse en diferentes espacios según las condiciones del mercado, vacío del fuerte contenido social y territorial que caracterizó al modelo productivo familiar hoy en crisis. La consolidación de este modelo agroexportador por encima del modelo familiar no fue inocuo en términos sociales y territoriales. Así, en las últimas décadas desaparecieron miles de productores agropecuarios (80.000 productores agropecuarios menos entre el año 1988 y el 2002), la gente migró a las ciudades (el éxodo de población dispersa y de los pueblos de menos de 2.000 habitantes afectó en sólo 10 años a más de 300.000 personas), desaparecieron numerosos pueblos, aumentaron los conflictos ambientales (desertificación, tala de bosques, erosión, entre otros). Las áreas urbanas también sufrieron las consecuencias de este cambio: aumento de población debido a los nuevos emigrantes, aumento insostenible de las demandas de empleo, viviendas, infraestructuras, equipamientos sociales y el corolario de todo ello, aumento de los problemas sociales (pobreza, marginalidad y violencia). Sin embargo, si bien estos profundos cambios promueven la concentración económica y demográfica en todo el país, paradójicamente están generando grietas a partir de las cuales emergen nuevas dinámicas, muchas de ellas complejas e imperceptibles, pero que abren las puertas a la construcción de un país más rico, más diverso y más equilibrado. Tres dinámicas son claves en esta nueva construcción: En primer lugar, más allá del tradicional éxodo rural, se produce en forma simultánea un lento proceso de renacimiento rural, es decir gente que migra de las grandes ciudades hacia las áreas rurales en búsqueda de un futuro diferente, de mayor seguridad, con mayor disponibilidad de tiempo personal, con otra forma de vínculos sociales, en contacto con la naturaleza o simplemente para construir un futuro laboral y profesional diferente al de las grandes ciudades. Si bien este renacimiento rural (de suma importancia en Europa y América del Norte) es invisible hasta ahora para las estadísticas oficiales, es muy importante en todo el país, aunque cobra mayor fuerza en áreas rurales de alto valor paisajístico y natural (costas, valles de la Cordillera o sierras). Su impacto positivo no sólo es demográfico (más habitantes, más movimiento económico, etc.), sino también social y cultural pues los nuevos “rurales” contribuyen ciertamente a dinamizar social y culturalmente las áreas rurales. Si bien la producción agropecuaria es estructural para el desarrollo económico y el poblamiento de las zonas rurales, la segunda dinámica es el importante crecimiento de la economía y el empleo rural no agropecuario. En toda la Argentina (acompañando también un proceso internacional), crecen los emprendimientos y los empleos que no se vinculan directamente con la agricultura y la ganadería: nuevas pymes manufactureras y artesanales, actividades de base tecnológica, actividades turísticas y culturales, nuevos servicios, entre otros. Estas nuevas actividades generan una trama de producción y empleo cada vez más importante, las cuales se viabilizan y potencian gracias a las nuevas tecnologías de los transportes y comunicaciones (especialmente telefonía e Internet), abriendo los espacios rurales a una compleja malla de articulaciones que van mucho más allá del espacio local, regional y nacional. En tercer lugar, está emergiendo un nuevo sentido y significado de lo rural. Durante los últimos cuarenta años la Argentina construyó un imaginario colectivo en torno de lo rural profundamente distorsionado. Por un lado se asoció lo rural como el lugar del retraso y de lo rústico, el lugar del trigo y las vacas. Algunas frases hechas validan este hecho: “mi primo del campo”, “el payuca”, “los del campo son unos brutos”, “el peoncito zonzo”, entre otras cosas, y por otro lado también se asoció al campo con la tradicional oligarquía vacuna de principios y mediados de siglo: “el estanciero”, “las 4x4”, “los ganaderos”, entre otras. Frente a esta imagen peyorativa y distorsionada de lo rural, la ciudad es vista como La Meca del progreso, la modernidad y el desarrollo, asociando crecimiento y desarrollo con urbanización e industria. Obviamente esta concepción del campo y la ciudad limitaron cualquier comprensión cierta de la ruralidad en Argentina y sobre todo el rol que el mundo rural tiene en la construcción del desarrollo del país. La mayor articulación campo/ciudad de las últimas décadas y los recientes conflictos en torno de la política agropecuaria, que pusieron en primera plana al campo, han permitido romper, en parte, esta visión reduccionista y caricatural sobre lo rural, mostrando la existencia de una compleja sociedad rural (no exenta de contradicciones), compuesta por una diversidad de actores con lógicas diferentes: productores agropecuarios de muy diversos tamaños y niveles de capitalización (desde el estanciero hasta el pequeño campesino), obreros, amas de casa, trabajadores estatales, profesionales. Todos ellos en definitiva responsables del sostenimiento del tejido productivo rural y de los equilibrios territoriales y económicos de la Argentina. Para cambiar la tendencia histórica a la hiperconcentración económica y urbana de la Argentina, que entre otras cosas vacía de su contenido social, económico y cultural a los campos y los pueblos, es necesario potenciar estos tres grandes factores de cambio anteriormente mencionados, con el objetivo de que lo rural forme parte plena de la Argentina y no sea sólo el patio de atrás de un inmenso territorio, un desierto verde dedicado sólo a la producción de carnes, cereales y oleaginosas. Una agenda política debe necesariamente considerar: el ordenamiento territorial y el mejoramiento de las infraestructuras y los equipamientos rurales de manera de generar oportunidades de desarrollo y de mejora de la calidad de vida de millones de habitantes rurales (tan ciudadanos como los que habitan los principales centros urbanos del país), la diversificación de los sistemas productivos, de manera de valorizar todo el conjunto de los recursos territoriales y no solamente el suelo y el agua (no sólo de trigo y vacas vive el mundo rural), y por sobre todas las cosas debe considerar la construcción de una nueva imagen y concepción colectiva sobre lo rural y la revalorización de las sociedades rurales como gestoras de la innovación y el desarrollo de la Argentina interior. Las crisis social y territorial que la imposición del modelo de modernización agraria genera en el territorio argentino se ha transformado entonces en una histórica oportunidad para construir una Argentina más equilibrada. En este nuevo contexto, reivindicar el rol y el desarrollo de los territorios y las sociedades rurales supera entonces la mera cuestión ideológica, para transformarse en un imperativo de política que mira el futuro más allá de nuestras ciudades.

Marcelo E. Sili
Investigador CONICET / UNS / PLIDER / Dynamiques Rurales

jueves, 7 de agosto de 2008

Por la intervención oficial se agrava el cierre de tambos



Jueves, 27 de Diciembre de 2007
Productores argumentan que los precios del Gobierno les generan pérdidas
Alfredo Daverede dijo basta; no va más. Cansado del intervencionismo oficial sobre la lechería, que recobró fuerza en las últimas semanas con el anuncio de un precio fijo para la producción, acaba de tomar una medida difícil: cerrará su tambo Las Marías, ubicado en la zona de Tandil, en el sudeste bonaerense.
Como él, muchos otros productores han seguido un rumbo similar en lo que va del año. "Cerramos porque no podemos producir a pérdida y la agresiva e injusta intervención del Gobierno nos han provocado un gran desánimo; fui ingenuo en confiar en que lo que vale es producir", expresó Daverede hace poco en un correo electrónico que circuló entre por lo menos unos 400 tamberos del país.
Reaccionó así a poco de que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y luego el ministro de Economía, Martín Lousteau, anunciaran un valor de $ 0,78 el litro para la producción exportable, lo cual se traducía en una baja de valores respecto de promedios de 0,83 en el mercado interno.
Según datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación sobre la base de información suministrada por 15 industrias líderes, entre enero y octubre pasados el número de tambos cayó un 4,3%. Allí se dice además que la producción retrocedió un 12% en ese período.
En la actualidad existen 12.000 establecimientos. En los últimos 15 años la cantidad de tambos se contrajo un 50%, según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Rafaela.
LA NACION se comunicó con Daverede para conocer más detalles respecto de su decisión que involucra un establecimiento de 260 vacas en ordeñe y una producción diaria de algo más de 6000 litros. En el correo que circuló entre sus colegas había muy duro al explicar su postura: "Lo lamento profundamente por el país, por los que se educaron e invirtieron para producir, por las pequeñas ciudades del interior, por la gente de trabajo del interior".
Si bien le pone punto final a un tambo que alquiló durante 16 años, Daverede mantendrá otros dos establecimientos. Pero sobre ellos aclaró: "Veremos si podemos seguir produciendo".
Con todo, su decisión sobre el cierre de uno de sus tambos, que se hará efectivo el 31 del mes próximo, tiene un alto impacto: "Con este cierre nos achicamos un 20 o 25 por ciento", afirmó. Daverede deja ese tambo y allí finaliza un ciclo: el propietario del campo donde está el establecimiento hará agricultura. Abandona un tambo que, según destacó, fue ejemplo y anfitrión de delegaciones extranjeras.
Para hamburguesas
Según comentó, las vacas serán seleccionadas y en parte se destinarán a un frigorífico. "La vaca lechera termina en hamburguesa", indicó. Además, dijo, las tres familias que trabajan en el tambo serán reubicadas. Distintas estimaciones indican que el tambo emplea nueve veces más personas que la agricultura. En el país hay unas 90.000 personas vinculadas con la cadena láctea.
"Hay desánimo general en el sector", dijo el productor. "¿Tenía ganas de seguir creciendo en la actividad lechera?", se le preguntó. "Por supuesto. Además, en el tambo, en condiciones de no intervención, se crece por naturaleza", respondió.
Al margen de haber sufrido problemas climáticos que afectaron la producción, Davedere terminó de definir el cierre con la intervención oficial en los precios. "Fue la gota que rebasó el vaso. Fui ingenuo en confiar en que lo que vale es producir", indicó.
Contra los $ 0,78 que Moreno buscó imponerle al sector, Daverede explicó que tuvo costos de producción de 0,85 el litro hace un mes. Ahora dice que sus costos aún están más arriba e informa que en su caso el costo para producir un litro de leche aumentó el 70% en un año.
Daverede se lamenta, además, por la pérdida de oportunidades. Destaca el caso de Uruguay, donde grupos neozelandeses han invertido US$ 150 millones en lechería. Pese a que su producción es menos del 20% que la de la Argentina, ese país está captando más capitales. "Con esta situación intervencionista, acá nadie va a venir a invertir", concluyó.


Por Fernando Bertello De la Redacción de LA NACION

martes, 15 de julio de 2008

Carlos Mundt: "Campo e industria es una antinomia superada"

Mundt sostiene que en el gobierno de Perón del 73 y en el de Menem de los 90, se había dado por superada esa dicotomía paralizante de la sociedad argentina. El entrevistado dijo que fue un error del kirchnerismo reflotarla en el actual conflicto.

“Argentina: la persistencia de una promesa.” Este es el título del libro que Carlos Mundt publicó este año por medio de la editorial de la Universidad de Tres de Febrero, en donde se desempeña como secretario académico.
Mundt es un ingeniero agrónomo, que fuera decano de la Facultad de Agronomía de la UBA en el retorno de la democracia y que siempre mostró un particular interés por integrar el campo en una visión histórica.
“Un error frecuente entre nosotros ha sido plantear esta cuestión en términos de otra más de nuestras paralizantes antinomias: país agrícola o país industrial”, escribe el académico en su libro. En diálogo con Infocampo, Mundt opina sobre la historia del campo y el país hasta llegar al presente.
-¿Cómo se han conectado en nuestro país la política y el campo?
-Hay dos momentos en nuestra historia, el proyecto posterior a Caseros, de la organización nacional y la generación del 80 que se inserta en una lógica global, donde había un taller del mundo, Inglaterra, y la Argentina que hacía de granero del mundo. Eso que se ha dado en llamar el modelo agroexportador domina la escena entre 1870 y 1930. El segundo momento arranca en esa década con una política de sustitución de importaciones y una incipiente industrialización, de la cual el peronismo va a ser su máxima expresión. Incluso este modelo es continuado por Frondizi y el desarrollismo. Pero el surgimiento de este modelo choca con quienes detentaban el poder de esa sociedad que ya estaba entrando en crisis.
-¿Industria o campo?
-El célebre enfrentamiento de Evita con los “oligarcas con olor a bosta” era en verdad el enfrentamiento de una Argentina industrialista de base social urbana que emergía a la vida política, con quienes habían detentado el poder en el modelo agroexportador donde la Sociedad Rural era el punto máximo del prestigio social y poder político.
-¿Cómo evolucionó la relación entre campo y peronismo a partir de los 70?
-El 70 significa, como hecho histórico, que el peronismo es aceptado en la vida política democrática.
De ahí en más la democracia no tendrá proscripciones. En ese momento, cuando Perón recibe a los ruralistas queda claro que tiene una visión distinta, ya no habla de un modelo industrialista que choca con el agroexportador. El agro ya no representa el enemigo histórico del 45.
-¿Quiénes son los hombres que plasman esta visión de Perón en los 70?
-Creo que una figura clave ahí fue Armando Palau, que comienza a plantearse cerrar la brecha entre campo y peronismo. Perón hablaba en los 70 sobre el papel que los alimentos, la energía y la ecología iban a jugar en el futuro y se daba cuenta que en el mundo que venía mantener una sociedad con profundas divisiones internas imposibilitaba el desarrollo de un proyecto nacional de desarrollo.
-¿Y quiénes acompañan a Palau?
-Además de Horacio Giberti, que era el secretario de Agricultura de aquellos años, estaban Felipe Solá, Félix Cirio y Rafael Delpech, por nombrar algunos de los que recuerdo.
-Solá, que luego se recicla en el gobierno de Menem.
-Sí, pero ojo que no hay que caer en el error de execrar a Felipe por haber sido funcionario de Menem. Solá es una persona que se plantea seriamente la necesidad de tener políticas agropecuarias.
-¿Y qué piensa de la relación del kirchnerismo con el campo?
-Creo que lo que está en juego (en este conflicto) no es tanto un problema económico, sino visiones muy simplistas en juego. Por ejemplo, que el agro con la soja está teniendo ingresos muy importantes y que el sector reacciona por la presión impositiva. Por otra parte, decir que porque está la Sociedad Rural están los enemigos del primer peronismo es otro gran error, máxime cuando Palau y Solá habían dado por claudicada esa visión.
-Además, apenas surgido este conflicto, la gente no creyó mucho en eso de que era la oligarquía vacuna que venía con pretensiones golpistas.
-No por nada, para mucha gente, los más condenados de los ruralistas desde la postura anti-ruralista fueron Buzzi y De Angelis, justamente porque no representan la imagen maniquea de la Sociedad Rural y la oligarquía. Y por eso se los vende como fachistas, porque es molesto que aparezca una entidad como la Federación Agraria vinculada a una épica de las luchas sociales del campo, porque eso implica dar vuelta la imagen y volver a caricaturizar a sus integrantes y dar una realidad quebrada del país, donde se focaliza todo en las grandes ciudades y sus cinturones urbanos y se olvida por completo las localidades rurales.
-Incluso el uso del término lockout para definir el conflicto agrario.
-Exacto, como si se tratara del dueño de una gran empresa que deja sin trabajo a miles de obreros, cuando en verdad se trata de dueños, sí, pero de una enorme cantidad de pequeños y medianos campos. Ese tipo de cosas sirve para hacer discursos ideológicos y encasillar gente de un lado y del otro.
-Retomando el tema de la industrialización del país, ¿cuál puede ser la tendencia, que el industrial ingrese en la producción agrícola o viceversa?
-Creo y sería más deseable que el productor primario entre en el proceso industrial. Yo creo que hay que industrializar el agro y no hacer en las ciudades la industrialización de la producción primaria del agro.
-¿Hay algún caso de esto?
-Hay un proceso de industrialización que ya ocurrió en el agro y que es la metalmecánica, la maquinaria agrícola es un rubro donde la Argentina se industrializó a nivel agro y en localidades rurales, no en las grandes ciudades.
-Mirando un poco el pasado, ¿no hay una responsabilidad del agropecuario en no haber industrializado el país con la renta de su actividad?
-Sí, yo creo que durante la vigencia del modelo agroexportador (a finales del siglo XIX y principios del XX) eso fue así. Eso queda muy claro durante la crisis del 30, cuandoel único intento del gobierno conservador es garantizar a cualquier costo que Inglaterra nos siga comprando granos y carne. Peroes un error hacerse una imagende ese campo y proyectarlo a la actualidad.

http://www.infocampo.com.ar/

Todos juntos en la Rural


Desde la organización de la Exposición Rural informaron que las cuatro entidades tendrán presencia en Palermo a través de un stand de la Comisión de Enlace, y que sus dirigentes participarán en los grandes actos de la muestra, como la inauguración oficial. "Vamos a tener una fuerte presencia como Comisión de Enlace", señalaron Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural, y Pablo Orsolini, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina (FAA).
Para muchos, la movida de la Comisión de Enlace en Palermo quizá sea pensada para disipar los rumores que señalan que, una vez superado el conflicto por la resolución 125, surgirían disidencias en las entidades, particularmente en un tema que es una bandera de FAA: la ley de arrendamientos.
Así, mientras en la entidad que preside Eduardo Buzzi quieren proteger a los productores que arriendan de la competencia de los pools por llevarse las mejores tierras, en las otras entidades se cree que la idea de FAA es restrictiva de la libertad del propietario. "Habrá que analizar la ley y lograr un intermedio que proteja al productor y que no restrinja la oferta de campos", dijo Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), habitual encargado de mediar en los extremos.


Acto en Palermo


Foto: La Nacion

martes, 8 de julio de 2008

Todas las retenciones son malas




El empresario sojero Grobocopatel añadió que la medida favorece la concentración




Luego de varios días de silencio, Gustavo Grobocopatel, CEO del Grupo Los Grobo, con casa matriz en Carlos Casares, y conocido como el "Rey de la Soja" abandonó el bajo perfil para fustigar al sistema de retenciones y a las nuevas compensaciones aprobadas por la Cámara de Diputados.
"Todas las retenciones, sean del 20, del 35 o del 45%, son malas como concepto porque castigan a aquellos a los que peor les va y favorecen la concentración económica", dijo Grobocopatel, cabeza de uno de los grupos de siembra más importantes del país, ante una treintena de empresarios, diplomáticos y economistas que lo escucharon en un almuerzo organizado por el Club de la Unión Nacional.
Interrogado sobre si las nuevas compensaciones a la soja y al girasol que sancionaron los diputados el fin de semana eran efectivas, Grobocopatel explicó que "compensar o ayudar a los más chicos no es mala idea", pero que "estas compensaciones matan el incentivo que tienen los emprendedores para crecer y desarrollarse". Seguidamente, el empresario destacó "con compensaciones o sin ellas, los más chicos son siempre los más golpeados por estos sistemas".
Como parte de uno de los pools de soja más grandes del país (explota aproximadamente 150.000 hectáreas, el 90% de ellas, alquiladas), Grobocopatel dedicó un rato a derribar los fantasmas en torno a la existencia de estos grupos, criticada por muchos sectores del campo, como la Federación Agraria Argentina (FAA). "Los pools no son más que redes de empresas en las que a veces hay inversores privados y en otras invierte un grupo de vecinos, y los hay chicos y grandes. Y puede ser que con éstos haya menores productores, pero hay muchos más contratistas rurales, camioneros y asesores técnicos trabajando y moviendo la economía del interior", argumentó.
Seguidamente, el empresario, que nunca se adhirió del todo al discurso de la Comisión de Enlace y que en algún momento hizo negocios con el gobierno venezolano de Hugo Chávez, dedicó críticas a ambos bandos del conflicto. "En el Gobierno se habla de redistribuir, pero no se están teniendo en cuenta los conceptos de equidad e inclusión. Y tampoco oigo hablar de cómo generar riqueza y trabajo", dijo. Las entidades
Sobre las entidades, señaló: "Me da la sensación de que muchas de ellas, en vez de defender personas reales, defienden ideas". Consultado sobre si con esto se refería a la Federación Agraria y a su presidente, Eduardo Buzzi, con quien tuvo cruces en el pasado, Grobocopatel dijo que con él tenía "una buena relación", y con una sonrisa, manifestó "el problema de la Federación Agraria es que muchos de sus productores se dieron cuenta, armaron pools chiquitos y ahora les va bárbaro", dijo.
Finalmente, el CEO de Los Grobo aclaró que posiblemente su única diferencia importante con esa entidad agraria sea en torno a los límites en los arrendamientos de tierras, una bandera de FAA que sería tratada próximamente en el Congreso.
"Vi el proyecto de ley de arrendamientos y si bien tenía conceptos valiosos, como la conservación de ciertas áreas como la Selva de Yungas (en Tucumán y Salta), hay otros puntos que son una locura, como regular las hectáreas a sembrar por cada empresa", dijo.
El comentario de Grobocopatel puso la mira en un dilema que puede ser motivo de división de las entidades del campo: ¿dónde está el equilibrio entre proteger a los productores chicos que fortalecen el tejido rural y permitir el desarrollo de los pools, que avanzan en el interior, pero son considerados difusores de las tecnologías que mejoraron la producción?



Por Mercedes Colombres De la Redacción de LA NACION

domingo, 6 de julio de 2008

Los chinos quieren comer carne



Economistas estadounidenses señalan que tras el alza de los precios de los alimentos se esconde la creciente demanda de carne y lácteos por parte de chinos e indios.


PEKIN (EFE).- La dieta china, tradicionalmente compuesta ante todo de vegetales, esta experimentando una revolución carnívora que se expande de las ciudades a los pueblos, y que podría estar detrás de la crisis global de alimentos. La imagen del arroz y la soja aderezados con té verde hervido apunta a su extinción en las grandes capitales, que marcan la evolución china y expanden su influencia al medio rural, que, con todo, mantiene las tradiciones culinarias, más por falta de medios que otra cosa. Así, las iniciales KFC (Kentucky Fried Chicken) son tan frecuentes en las metrópolis chinas como un semáforo o una farmacia, no en vano, la multinacional de comida rápida abrió su primer local en China en 1987 y hoy cuenta con más de 1.200 establecimientos en 260 ciudades. Cinco años más tarde, Deng Xiaoping pronunció aquello de "enriquecerse es glorioso", y a la postre así se ha demostrado, sobre todo entre los multimillonarios y la nueva clase media urbana, aunque esa prosperidad material cause estragos en el estómago. "Son el modo de vida sedentario y el factor diferencial lo que están cambiándolo todo en las ciudades", explicó a Efe He Jiguo, profesor de la Facultad de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Agricultura de China (UAC). "Aunque el medio rural vive cambios parecidos, mantiene una dieta tradicional china y consume muy poca carne en comparación con el urbano", apuntó el investigador, quien dijo que es el factor económico el que mantiene al campo en un "pasado culinario", y "no sólo por los bajos ingresos, sino por la falta de aparatos frigoríficos". "Se nota mucho también en el bajo consumo de leche y derivados, consumidos diariamente en las ciudades, y que en el campo se reservan exclusivamente a los niños y bebés", añadió He. Una encuesta de la UAC señala que, en el proceso de equiparación de China a Occidente, la ingesta anual de carne crecerá un 20 por ciento, mientras que la demanda de lácteos podría duplicarse y el consumo de aceite dispararse en un 30 por ciento.
Aceite y grasas. Para He, el consumo de aceite es un factor clave en el cambio de la dieta, y en el aumento de la obesidad en la población, una constante a juicio de la Sociedad de Nutrición de China. "El consumo de aceite se ha duplicado: principalmente el de soja, girasol y maní, ya que el de oliva es marginal, muy caro. En definitiva, han aumentado las grasas y las calorías, no se hace ejercicio, y no se quema nada", relató. Todo ello afecta de manera especial a los niños --uno de cada cuatro sufre sobrepeso-- que además son víctimas fáciles de la comida basura y de las campañas de promoción, que bombardean regalos a la vez que hamburguesas. "A la gente le atrae lo occidental por ser diferente, y las cadenas de comida rápida tienen buena reputación en China, dan carne, y eso equivale a nutritivo para muchos padres", indicó el profesor. Además, los restaurantes de KFC o McDonald's transmiten la imagen "limpieza y seguridad" sanitaria en comparación con los típicos restaurantes chinos. "Los expertos y el gobierno están muy preocupados. Durante la infancia se deciden los gustos para toda la vida, y cuando el niño crece tiene poder absoluto de decisión sobre su dieta, sin control de los padres", alertó el académico. La mayor demanda de carne, leche y aceite exige un consiguiente aumento de la cría de ganado, aunque, según publicaciones especializadas como "BioFuels Digest" , no existe tierra cultivable suficiente en el mundo para sembrar el grano que haría falta si China quiere equiparar su consumo al de EE.UU. Los economistas estadounidenses señalan que tras el alza de los precios de los alimentos se esconde la creciente demanda de carne y lácteos en China y la India, los dos países más poblados del mundo. Según cifras del Buró Nacional de Estadísticas, los chinos consumieron una media de 40 kilogramos de carne y pescado por persona en 2002, justo la mitad de los 80 kilogramos que, según la FAO, consume cada estadounidense. La ecuación está clara, y de ella se deriva la necesidad de equilibrar la balanza entre China y Occidente, ya que no hay que olvidar que los chinos son el 22 por ciento de la población global, y se alimentan todos con menos del 7 por ciento de la tierra cultivable del planeta, como pone de relieve el ministerio de Agricultura chino.
Más altura. Con los productos animales ganándole la partida a los vegetales, tradicionales protagonistas de la dieta china, no se puede olvidar que, pese a todo, el gigante asiático logró, entre 1992 y 2002, reducir a la mitad el número de niños malnutridos, y los menores son ya casi 4 centímetros más altos que la anterior generación.
40 kilogramos de carne y pescado por persona fue la media consumida por los chinos en 2002, justo la mitad de los 80 kilogramos que, según la FAO, consume cada estadounidense.

sábado, 5 de julio de 2008

A la renta extraordinaria argentina salud



Existe ya una Argentina de antes y después de la instauración de la tristemente célebre resolución Nº 125 que impone derechos de exportación con escalas móviles a las operaciones comerciales de granos. Un histórico punto de inflexión a partir del cual se paró el motor de la economía del país y se ingresó en un estrepitoso y vertiginoso estado de deterioro progresivo en materia de estabilidad económica, seguridad jurídica, credibilidad en las acciones del gobierno, paz social, funcionamiento institucional, imagen internacional, crecimiento y desarrollo del país, con caída de inversiones y empleos.
Un punto de inflexión que delimita las áreas que permanecían intencionalmente ocultas y confusas para el ciudadano , que interiormente pugnaba por la consolidación de un país en base a los postulados de la Constitución Nacional. Es cierto que la génesis del conflicto fue una “cuestión de plata”, pero esto no lo minimiza ni lo invalida, por el contrario contribuyó a desnudar una serie de reivindicaciones civiles siempre postergadas en aras de construir políticas autoritarias y hegemónicas en el manejo del dinero y del poder . La gente se sumó a la protesta del campo para decir basta a este sistema de gestión política.
Surge visible ahora a la ciudadanía una línea demarcatoria para elegir entre la libertad o la sumisión, entre el federalismo o el centralismo, entre el progreso o el estancamiento, entre la dignidad o la obsecuencia. El país representativo, republicano y federal al que aspiramos está lejos, una representatividad cuestionada por listas sábanas, el ser republicano desdibujado en la falta de división de poderes y un federalismo que se declama y no se practica, permanentemente esquilmando con transferencias de recursos generados en el interior.
La resolución 125 como un huracán asoló todo a su paso, con el agravante que puso en jaque el futuro. El crecimiento económico del país a partir del 2002 fue hecho “a pesar del gobierno” y no gracias a El como pregonan. El campo fue el gran actor. Los aumentos de los precios internacionales permitieron al campo invertir y producir cada vez mas y mejor, esto se dio hasta la aparición de este punto de inflexión, a partir del cual la renta del agro pasó a manos del estado.
Veamos un productor de 1000 has de soja que consiga los rendimientos promedio del país, o sea 28 quintales por hectárea, obtiene una renta de 35 u$s/ha. o sea 35.000 u$s/año. Le sirve para una 4x4. Le otorgan título de oligarca. Para un tractor no alcanza. La ostentación de riqueza virtual no está en la 4 x 4 como peyorativamente azuzan sus detractores, mire mas bien la cosechadora, eso es ostentación, nadie creerá que se trata de otro instrumento de trabajo . Para comprarla necesitará un rendimiento de 45 qq/ha. Esto es solo posible en la zona núcleo y en años afortunados. Mejor la contrata con el 10 % de lo producido.
El gobierno habla de aplicación de retenciones sobre una “Renta Extraordinaria” y acusa a los productores de no estar dispuestos a otorgar “una pequeña parte” de la misma a favor de la distribución de la riqueza y para contribuir a no encarecer el plato de alimentos de los sectores de menores ingresos.
Insólitamente o tal vez solapadamente a propósito, el gobierno confunde renta extraordinaria con ingreso extraordinario. La renta es la diferencia entre los ingresos y los costos, en base a esto la renta puede ser alta, baja, nula o representar un quebranto. Las rentas altas o bajas son de quien las produce, el impuesto a las ganancias internacionalmente adoptado en todas las economías gravan las rentas. El que mas gana mas paga, el que pierde no paga y desde aquí se redistribuye la riqueza. No les va mal, al contrario. Nosotros además de ganancias, tenemos las retenciones, estas no se coparticipan, pero las ganancias sí.
Para el gobierno otorgar una pequeña parte de la renta significa nada menos que el 47 % de los ingresos en “un solo impuesto”. Esa incautación sobre cualquier ingreso no es pequeña ni aquí ni en la China ni en Japón, tampoco en Zimbawe. Solo podría serlo en algunas mentes alucinadas o comprometidas con otros sectores de rentas extraordinarias que no son gravadas provenientes de actividades como la pesca, la banca, la minería, los fideicomisos, el juego y los casinos.
Respecto de validar las retenciones para proteger el precio interno de los alimentos no deja de ser otra falacia argumental que el gobierno utiliza como eje de muchos discursos. Según el filósofo griego Sócrates,“La única verdad es la realidad” y la realidad es que desde el 2002 los derechos de exportación vienen aumentando del 10 al 20 primero, del 23 al 27 después, mas tarde al 35 y ahora superan el 44 % y los precios de los alimentos en el mercado interno en vez de bajar, siguen subiendo. La formación de precios se explica por los costos y márgenes de toda la cadena agroindustrial, no solo para el primer eslabón de la cadena, tanto para el caso de la harina, el pan, los lácteos, la carne etc. Asimismo los países vecinos sin retenciones tienen precios en las góndolas similares a los nuestros.
El congreso tiene en sus manos la posibilidad de arreglar el conflicto, allí se conjugan disciplinas partidarias con lealtades y responsabilidades de funciones que son inherentes al desempeño como representantes del pueblo. Cualquier modificación en el proyecto presentado para ratificación de la res. 125, será equivocadamente tomada por el gobierno como una derrota. Dice Maquiavello que tu enemigo te odiará con igual intensidad independientemente de si tu ofensa ha sido por mucho o por poco. Entonces si los legisladores afines al gobierno piensan modificar solo en parte el proyecto presentado, serán igualmente considerados como adversarios por quién los disciplina. Sería conveniente entonces que el congreso suspenda la resolución por 6 meses mientras se discute una nueva política tributaria o se proponga una escala no mayor al 33 % por el plazo de un año.
Ratificar la res. 125 como está presentada no soluciona el conflicto ni el problema de la producción. Podrá salir por ley pero será inconstitucional por el monto confiscatorio de la alícuota y será como hasta hoy impracticable porque destruye los mercados de futuro y cercena las posibilidades de seguir produciendo en crecimiento. Podríamos proponer sacar por el congreso una ley que establezca el fin de la pobreza y la inflación, que desaparezca la crisis y que todo el mundo sea feliz. No obstante, una vez promulgada nada cambiará la realidad. El problema persistirá con idéntica magnitud, con ley o sin ella.
En la siembra el productor, en la cosecha el Estado, en los costos el productor, en los ingresos el Estado, en el esfuerzo y la austeridad el productor, en la demagogia y el vilipendio el Estado. Creen que pueden seguir conjugando esta fórmula indefinidamente en el tiempo, por eso brindan con un “A la Renta Extraordinaria Argentina Salud”. Perdónalos Señor, no saben lo que hacen.

Jorge Guido Ugolini
Ingeniero Agrónomo
Sociedad Rural de Rosario
Presidente

Conflicto agropecuario: por qué se rebelan los chacareros santafesinos




Los conflictos en las regiones convertidas en zonas rurales a lo largo de la historia argentina generalmente fueron liderados por los actores que se veían desplazados por el modelo productivo de su época y esta nueva disputa no parece ser la excepción. Es más, el actual conflicto del agro correspondería a una especie de segunda fase de tensión de un esquema que demanda cada vez más escala y que se aceleró abruptamente cuando el gobierno nacional implementó las retenciones móviles.
Esto provocó que aquellos pequeños productores tradicionales que zafaron de su desaparición la década pasada vean ahora amenazada su continuidad, posible gracias a la devalución y a los extraordinarios precios internacionales de los comodities. Y por ello, al menos en el sur de Santa Fe, son los que se han puesto al frente de la protesta.
Esta es la mirada de una experta en el tema, Silvia Cloquell, profesora titular de Sociología Rural de la Facultad de Ciencias Agrarias e investigadora del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario, que expuso durante el congreso nacional de ingenieros agrónomos que se realizó la última semana en Rosario y profundizó posteriormente en una entrevista con LaCapital.
Cloquell y otros profesionales vienen analizando desde hace muchos años las transformaciones de la actividad agropecuaria en el sur de la provincia. Entre otros resultados, produjo el libro "Familias rurales: el fin de la historia en el inicio de una nueva agricultura", y otros trabajos de pronta publicación. De estos estudios surgen datos que permiten entender por qué son estos productores quienes decidieron conducir la más dura protesta agraria de los últimos tiempos y las diferencias con otras peleas que no lograron ubicarse al frente de la agenda pública durante tanto tiempo.
"La protesta fundamentalmente la lideran los pequeños productores del tejido agrario genuino que lograron persistir en la producción, que han renovado tecnología, aumentado la capitalización de sus empresas y alcanzado una cierta eficiencia en esa producción, pero que ahora temen retroceder y caer nuevamente a una situación en que sí estarían en peligro de desaparecer si se les restringe la posilidad de sus ingresos", explicó.
—¿Se puede cuantificar cuántos productores en la provincia se encuentran en esa zona de riesgo?
—La tendencia marca que los productores que están en riesgo de desaparecer son aquellos que tienen menos de 200 hectáreas, si es que no pueden adoptar la tecnología de última generación para la producción de soja.
En un relevamiento reciente pudimos estimar que entre los productores correspondientes a la escala de entre cero y 200 hectáreas sólo el 8% es propietario del paquete tecnológico de última generación. Son los mismos a los que se les hace difícil alquilar campos para ganar escala como demanda el modelo productivo, con más fuerza desde la devaluación. Sólo el 6% de la tierra total puesta en alquiler en la región es arrendada por estos productores. En tanto, entre los de más de 200 hectáreas, un 60% es dueño de la tecnología correspondiente a ese modelo y son los que concentran el 94% de los alquileres.
—Sin embargo, lo que hoy está en discusión en el Congreso y lo que reclaman estos productores no es un cambio de modelo productivo. Tampoco el gobierno pretende modificar el modelo.
—Es así, ellos reclaman que no se les quite de los ingresos que ellos tienen un monto tal que no les permita seguir reproduciéndose en las caracteristicas que lo han hecho: aumentando la capitalización de sus empresas y logrando mayores crecimientos de su propia producción. No plantean modificar el modelo.
—¿Es comparable esta protesta rural con alguna otra en la historia argentina?
—Creo que este es un fenómeno muy particular y muy relacionado a las características de la agricultura en la actualidad. En la cual hay un crecimiento importante de la burguesía agraria, que está defendiendo su posición en el marco de lo que es la disputa de sectores de interes dentro de la Nación. No lo veo conectado a lo que pasó con anterioridad, creo que hay que generar un lenguaje nuevo para una cosa nueva. Porque en realidad es un fenómeno digno de estudio, y muy acorde con la evolución del sector sobre cómo se selecciona cada actor viable para cada coyuntura y cada fase del capitalismo agrario. Pienso que el que salió a protestar es este actor seleccionado, es el que se quedó en la fase de este capitalismo, pero que teme perder las posiciones que consiguió y sale en defensa de sus intereses.
—¿Qué cambió para que la protesta rural tuviera una masividad que no tuvo en los noventa cuando desaparecieron 300 mil productores?
—Las protestas que hubo en los noventa también fueron fuertes, pero no involucraron el tipo de estrategia de lucha que tuvo esta, que incluyó y afectó a toda la población, por los cortes de rutas, el no abastecimiento de alimentos, la no provisión de granos a puertos. Fue muy dura en cuanto a eso y muy unificada además por parte de las cuatro corporaciones, que también aunaron sus demandas en una lucha como la que dió.







Ecos de los 90



Además, como lo resaltó la investigadora a lo largo de su charla, en el conflicto rural de la década pasada ya se observó "el proceso de diferenciación social en la fracción de medianos productores", con la ausencia de los sectores de mayor escala.
"Es en esa época que el Movimiento de Mujeres en Lucha se hace presente defendiendo sus chacras endeudadas, del remate", señaló. Y agregó que "para completar someramente la imagen de globalización, liberal, aperturista, concentradora y excluyente, se da en ese escenario la desaparición de la producción de agentes sociales no viables al sistema".
Ante esa situación los productores familiares apelan como forma de persistencia a la combinación de actividades para sostener sus explotaciones. "Son estrategias que se despliegan para seguir estando, estrategias que son posibles porque no se paga salario y por ende no se calcula la retribución de la tasa media de ganancia", señaló.
Estas explotaciones quedan "cada vez más alejadas del interés técnico y del asesoramiento para su inclusión en la agricultura capitalista" pero poseen "el recurso más demandado a fines de la década y en la posdevaluación, la tierra". Sus dueños son "los agentes sociales agrarios que mayoritariamente se convierten en rentistas".
Mientras que "otros segmentos o fracciones de la burguesía rural crecerán en el marco del modelo".
Cloquell indicó que hacia la mitad de la década del 90 se consolida lo que comienza a denominarse como territorio sojero. "Con la caída de la convertibilidad la expansión del cultivo es posible por varias razones: la introducción de un nuevo paquete tecnológico (semilla transgénica, siembra directa y glifosato) y la consolidación del agente social con capacidad económica para capitalizarse. Ya se había eliminado buena parte de los agentes no compatibles con la construcción de ese territorio y esta eliminación, cabe recordarlo, posibilitó la expansión de otros agentes sociales al liberar tierras de alta calidad en el mercado de alquiler y potenciar los beneficios que otorgaba la devaluación en el tipo de cambio", reseñó.
Al mismo tiempo, la socióloga señaló se difunden en la sociedad nuevas imágenes del campo, "esta vez del campo sojero que se exhibe como una nueva versión de riqueza en el ámbito nacional, visión que oculta todavía la persistencia de actores que están en ese modelo pero cuya pobreza no se exhibe".
"La descomposición de la producción familiar brinda al capital financiero la estrategia de trabajo que necesita, la mano de obra y el capital fijo a través del contrato por labor en cada localidad, convirtiéndose en clases subalternas al proyecto, reservándose los nuevos grupos económicos la inversión de capital variable, comercialización y transporte", apuntó.
Con todos estos antecedentes, la investigadora consideró que "el análisis demuestra que el territorio de producción de soja bajo la modalidad de monocultivo es incompatible con la presencia de las pequeñas explotaciones familiares sin producción a escala en una economía de mercado".
Impresión que compartieron, aunque desde otra posición, los grandes jugadores del sector esta semana durante el Precoloquio de Idea Centro que se realizó en Rosario. Allí la mayoría de los directivos y empresarios agroindustriales consultados reconocieron que de cara a la "optimización" y "eficientización" de la agroeconomía debe pasar por la profundización del modelo de escala y la verticalización e integración de la producción con la industrialización.
Cloquell apuntó que desde el inicio de la modernización rural, la fracción de propietarios pequeños rentistas de tierra se viene manifestando como una característica estructural del sistema. "Estos agentes sociales son productores agropecuarios que han decidido abandonar la producción, fundamentalmente por razones económicas, familiares y por jubilación de los titulares de la producción, en su mayor parte. Otra fracción de estos propietarios es externa al sector, inversores en tierra que no viven en las localidades", detalló.
"La magnitud del excedente económico que se genera es tan importante que la existencia de la renta no puede negarse a pesar de las dificultades para medirse", fenómeno que se despliega fundamentalmente en el sur santafesino desde la devaluación de 2001, dijo.
Los pequeños rentistas
Todo configura un nuevo escenario para los propietarios de tierra en general y para el incremento de los pequeños rentistas en particular. En un relevamiento realizado en el sur provincial por el Grupo de Estudios Agrarios (GEA), del cual la socióloga forma parte, se advierte que la mayoría de los rentistas corresponde al estrato de cero a 50 hectáreas. La variante más relevante para tomar la decisión de ceder tierra es la edad: hay una importante proporción de mayores de 66 años entre los pequeños rentistas, 45% de la población que cede la tierra. "En este caso el ingreso por renta opera como una suerte de ingreso por retiro", dijo.
Otras de las causas más importantes para la decisión de ceder sus campos en arrendamiento (el 48% de las respuestas) es "la falta de herramientas y maquinarias, la imposibilidad de afrontar la inversión, falta de dinero y otros problemas económicos". La mayoría son productores con bajo nivel de capitalización o en proceso de descapitalización.
"Esta matriz contractual (el denominado contrato accidental) limita la viabilidad de las explotaciones que no pueden realizar producción a escala", aseguró Cloquell.
Por lo que estimó que "el límite de tierras aptas para la agricultura y la baja posibilidad de expansión de la frontera agrícola santafesina debería hacerse sobre terrenos frágiles, lo que permite suponer que aumentará la presión sobre las tierras fértiles que quedan dentro de la frontera".
"Esto plantea un sesgo hacia la estrategia de escala, aumento de la renta por mayor demanda de tierras y menor grado de autonomía por parte de los productores en actividad para poner en práctica el cuidado del suelo", consideró, y estimó que "queda claro que al hablar del ambiente y sustentabilidad agroecológico es necesario la implementación de políticas activas y organización institucional requerida para viabilizarlas", además que "la organización de la producción y la razón instrumental que orienta a los agentes requiere de políticas y legislación adecuada para garantizar la sustentabilidad.
La ciencia en el nudo del conflicto
Frente a este escenario actual y justamente en el marco del congreso nacional de ingenieros agrónomos surgió la pregunta desde esa misma tribuna: ¿cuál es el rol del profesional? La socióloga rural Silvia Cloquell consideró que los ingenieros deben ser "constructores" de modelos y sistemas productivos, no sólo usuarios de tecnologías.
Al igual de lo que ocurrió en muchas otras carreras profesionales en la última década, donde la formación se concentró en desarrollar sólo los discursos dominantes, dejando por naturalizados determinados conceptos y desdeñando otras visiones, la docente reconoció que "dentro de la academia no hay debate, en general las facultades de ciencias agrarias se encolumnaron" detrás de la concepción de "agronegocios", que se "imponen con mucha vigencia después de la devaluación, cuando los grandes grupos económicos entran a competir en la región".
Cloquell señaló que con la consolidación del concepto de agronegocio se deja atrás la concepción del productor tradicional conectado con una cultura agraria que tiene una relación con la tierra diferente, ya que forma parte de su hábitat, para transformarse simplimente en una mercancía más dentro de la ecuación económica.
De todas formas, la docente dijo que el conflicto agropecuario habilitó a las cátedras en Ciencias Agrarias a discutir, a través de "una especie de enseñanza viva, el problema social".



29-06-08 Por Marcos Cicchirillo / La Capital /Rosario