domingo, 9 de agosto de 2009

Retenciones: mitos y verdades


No es fácil hablar de retenciones cuando ya se ha hablado tanto sobre el tema, y seguramente se seguirá haciendo, pero es importante tratar algunos puntos básicos de una manera clara y librada de todo tecnicismo.Los impuestos, aparte de una herramienta de recaudación, si están bien aplicados pueden ser una herramienta positiva para lograr la tan nombrada “redistribución de la riqueza”. Ahora bien, para redistribuir la riqueza, primero tiene que haber riqueza, y esto es algo que escasea en países como el nuestro. Entonces hay que lograr tener riqueza, y como bien se sabe, la única manera de lograrlo es mediante la inversión, y de este modo aumentar la producción en general. Esto a la vez trae aparejado un aumento del empleo. Si además se aumentan las exportaciones y se disminuyen las importaciones se cierra con un saldo positivo para poder reinvertir, entrar en un círculo virtuoso y aumentar la producción. Es decir, trabajando, se produce más, y se vende más de lo que se compra; y se genera cada vez más “riqueza”. Pues bien, si esto es tan sencillo y de hecho hay muchos países que lo logran, ¿por qué aquí no sucede?, muy simple, porque existen políticas económicas erradas como fue el caso, por ejemplo, de las retenciones, que actúan justamente al revés del propósito que dicen tener.Es un impuesto que grava a todos los productores por igual, sin importar su ingreso o patrimonio. Es un impuesto que ataca a los bienes producidos con trabajo genuino, ya que se fijan sobre el total en bruto de la producción, sin importar si de ese total hubo ganancia, y si la hubiere, cuál es su proporción.De aquí se deduce que el impuesto verdaderamente más justo sería el impuesto a las ganancias, como sucede en los sistemas impositivos de los países más desarrollados. Es decir, si hay mucha ganancia se paga más, si hay poca se paga menos, y si no la hay no se paga impuesto. Este es un impuesto progresivo. Pero sucede que el impuesto a las ganancias es coparticipable a las provincias, esto significa que lo recaudado vuelve al interior del país. En el otro extremo están las retenciones, un impuesto regresivo, que por el contrario no son coparticipables, es decir, quedan en su totalidad en manos del gobierno central, que basa su poder político en esta acumulación de fondos fiscales para después usarlos a su antojo.Sucede entonces que un aumento de las retenciones actúa igual que un aumento de los costos para la producción. Cuando los costos aumentan, disminuyen las ganancias y se paga entonces menos impuesto a las ganancias y así vuelve menos dinero al interior por coparticipación. Mientras, con las retenciones más altas queda mayor cantidad de dinero en las manos del Estado, que acumula más poder, administrando discrecionalmente estos fondos. Es una doble pérdida: el productor obtiene menos ganancia por su producción y a la vez vuelve menos dinero al interior del país y a las regiones que contribuyeron pagando las retenciones.Lo que sucede es todo lo contrario a la “redistribución de la riqueza”, en verdad es una concentración de la riqueza en manos del Estado Nacional y en contra del federalismo, otro concepto que se dice defender, pero que en la práctica se trata de destruir. Es un mito que las retenciones sirvan para redistribuir la riqueza, esto se ha probado con el transcurso tiempo, ya que desde que existen las retenciones, a la vez que éstas fueron aumentando, al mismo tiempo fue aumentando la brecha entre ricos y pobres. Estas políticas claramente fomentan las economías de gran escala, y cuando se dice que se quiere defender al pequeño y mediano productor y desalentar a los pool de siembra, estamos ante otro mito que hay que desmentir.Muy a grandes rasgos éste es el mecanismo de funcionamiento de las retenciones cuando son un porcentaje fijo. La situación es muy distinta y empeora drásticamente frente a un esquema de porcentaje móvil como el que se intentó implementar con la Resolución 125.Con las retenciones fijas, si hay un aumento del precio internacional también hay un aumento del precio interno, que siempre va a ser igual al precio internacional menos el porcentaje fijo de retenciones. Mientras, con las retenciones móviles, al ir aumentando el precio internacional, el precio interno va aumentando pero en una proporción cada vez menor hasta que llega a un punto donde por más que aumente el precio internacional, el precio interno se mantendrá igual. El planteo es totalmente irracional, ya que ante un aumento del precio internacional en dólares, por lógica lo va a acompañar un aumento del costo de la mayoría de los insumos para la producción, también en dólares, mientras el productor sigue cobrando el mismo precio interno en pesos.Si bien hay muchas cuestiones para ampliar y profundizar sobre las retenciones, pienso que lo dicho anteriormente resume la esencia del problema que desató un conflicto histórico que no sólo es del sector agropecuario, sino de todo el interior del país, y por ende del país entero.


Ramiro Raúl Tossi.

Consultor privado, Docente y Licenciado en Economía con orientación en Economía de Empresa de la Universidad del Salvador.