martes, 15 de julio de 2008

Carlos Mundt: "Campo e industria es una antinomia superada"

Mundt sostiene que en el gobierno de Perón del 73 y en el de Menem de los 90, se había dado por superada esa dicotomía paralizante de la sociedad argentina. El entrevistado dijo que fue un error del kirchnerismo reflotarla en el actual conflicto.

“Argentina: la persistencia de una promesa.” Este es el título del libro que Carlos Mundt publicó este año por medio de la editorial de la Universidad de Tres de Febrero, en donde se desempeña como secretario académico.
Mundt es un ingeniero agrónomo, que fuera decano de la Facultad de Agronomía de la UBA en el retorno de la democracia y que siempre mostró un particular interés por integrar el campo en una visión histórica.
“Un error frecuente entre nosotros ha sido plantear esta cuestión en términos de otra más de nuestras paralizantes antinomias: país agrícola o país industrial”, escribe el académico en su libro. En diálogo con Infocampo, Mundt opina sobre la historia del campo y el país hasta llegar al presente.
-¿Cómo se han conectado en nuestro país la política y el campo?
-Hay dos momentos en nuestra historia, el proyecto posterior a Caseros, de la organización nacional y la generación del 80 que se inserta en una lógica global, donde había un taller del mundo, Inglaterra, y la Argentina que hacía de granero del mundo. Eso que se ha dado en llamar el modelo agroexportador domina la escena entre 1870 y 1930. El segundo momento arranca en esa década con una política de sustitución de importaciones y una incipiente industrialización, de la cual el peronismo va a ser su máxima expresión. Incluso este modelo es continuado por Frondizi y el desarrollismo. Pero el surgimiento de este modelo choca con quienes detentaban el poder de esa sociedad que ya estaba entrando en crisis.
-¿Industria o campo?
-El célebre enfrentamiento de Evita con los “oligarcas con olor a bosta” era en verdad el enfrentamiento de una Argentina industrialista de base social urbana que emergía a la vida política, con quienes habían detentado el poder en el modelo agroexportador donde la Sociedad Rural era el punto máximo del prestigio social y poder político.
-¿Cómo evolucionó la relación entre campo y peronismo a partir de los 70?
-El 70 significa, como hecho histórico, que el peronismo es aceptado en la vida política democrática.
De ahí en más la democracia no tendrá proscripciones. En ese momento, cuando Perón recibe a los ruralistas queda claro que tiene una visión distinta, ya no habla de un modelo industrialista que choca con el agroexportador. El agro ya no representa el enemigo histórico del 45.
-¿Quiénes son los hombres que plasman esta visión de Perón en los 70?
-Creo que una figura clave ahí fue Armando Palau, que comienza a plantearse cerrar la brecha entre campo y peronismo. Perón hablaba en los 70 sobre el papel que los alimentos, la energía y la ecología iban a jugar en el futuro y se daba cuenta que en el mundo que venía mantener una sociedad con profundas divisiones internas imposibilitaba el desarrollo de un proyecto nacional de desarrollo.
-¿Y quiénes acompañan a Palau?
-Además de Horacio Giberti, que era el secretario de Agricultura de aquellos años, estaban Felipe Solá, Félix Cirio y Rafael Delpech, por nombrar algunos de los que recuerdo.
-Solá, que luego se recicla en el gobierno de Menem.
-Sí, pero ojo que no hay que caer en el error de execrar a Felipe por haber sido funcionario de Menem. Solá es una persona que se plantea seriamente la necesidad de tener políticas agropecuarias.
-¿Y qué piensa de la relación del kirchnerismo con el campo?
-Creo que lo que está en juego (en este conflicto) no es tanto un problema económico, sino visiones muy simplistas en juego. Por ejemplo, que el agro con la soja está teniendo ingresos muy importantes y que el sector reacciona por la presión impositiva. Por otra parte, decir que porque está la Sociedad Rural están los enemigos del primer peronismo es otro gran error, máxime cuando Palau y Solá habían dado por claudicada esa visión.
-Además, apenas surgido este conflicto, la gente no creyó mucho en eso de que era la oligarquía vacuna que venía con pretensiones golpistas.
-No por nada, para mucha gente, los más condenados de los ruralistas desde la postura anti-ruralista fueron Buzzi y De Angelis, justamente porque no representan la imagen maniquea de la Sociedad Rural y la oligarquía. Y por eso se los vende como fachistas, porque es molesto que aparezca una entidad como la Federación Agraria vinculada a una épica de las luchas sociales del campo, porque eso implica dar vuelta la imagen y volver a caricaturizar a sus integrantes y dar una realidad quebrada del país, donde se focaliza todo en las grandes ciudades y sus cinturones urbanos y se olvida por completo las localidades rurales.
-Incluso el uso del término lockout para definir el conflicto agrario.
-Exacto, como si se tratara del dueño de una gran empresa que deja sin trabajo a miles de obreros, cuando en verdad se trata de dueños, sí, pero de una enorme cantidad de pequeños y medianos campos. Ese tipo de cosas sirve para hacer discursos ideológicos y encasillar gente de un lado y del otro.
-Retomando el tema de la industrialización del país, ¿cuál puede ser la tendencia, que el industrial ingrese en la producción agrícola o viceversa?
-Creo y sería más deseable que el productor primario entre en el proceso industrial. Yo creo que hay que industrializar el agro y no hacer en las ciudades la industrialización de la producción primaria del agro.
-¿Hay algún caso de esto?
-Hay un proceso de industrialización que ya ocurrió en el agro y que es la metalmecánica, la maquinaria agrícola es un rubro donde la Argentina se industrializó a nivel agro y en localidades rurales, no en las grandes ciudades.
-Mirando un poco el pasado, ¿no hay una responsabilidad del agropecuario en no haber industrializado el país con la renta de su actividad?
-Sí, yo creo que durante la vigencia del modelo agroexportador (a finales del siglo XIX y principios del XX) eso fue así. Eso queda muy claro durante la crisis del 30, cuandoel único intento del gobierno conservador es garantizar a cualquier costo que Inglaterra nos siga comprando granos y carne. Peroes un error hacerse una imagende ese campo y proyectarlo a la actualidad.

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