jueves, 2 de abril de 2009

El desequilibrio injusto


Según un análisis de costos realizado por la Sociedad Rural de Tres Arroyos, con los actuales niveles de retenciones, las soja es el único de los cuatro cultivos principales que se siembran en la zona que tiene un rinde de equilibrio (los kilos necesarios para salir hecho) menor al promedio histórico. Los números del trigo y el girasol son feos campo propio y horribles en tierra arrendada. La perlita: entérese de cuánto recauda el Gobierno cuando usted apenas empata


El productor agropecuario se irrita cuando asume que los planes del Gobierno ni cerca están de bajar algún punto de las retenciones a los cuatro cultivos principales. Ante el pedido de la baja en los derechos de exportación, desde la Casa Rosada responden que los dirigentes rurales actúan como oposición política y no como representantes de un sector y que lo que están buscando en realidad es cambiar el modelo de país. "Los intereses de un sector no pueden estar por sobre los intereses del resto de los argentinos", repiten los funcionarios. Y tienen razón.El gran problema es que los fríos números reflejan que esa frase por estas horas no puede ser endilgada al campo. Simplemente porque el cóctel provocado por las nocivas resoluciones de la ONCCA, la nefasta intervención de Guillermo Moreno, la baja en el precio de los granos, la seca brutal que soportó la Argentina y la falta de una financiación amigable hizo que los actuales niveles de retenciones sean insoportables para buena parte de los productores. Eso queda demostrado en un informe elaborado por la Sociedad Rural de Tres Arroyos, estamos hablando de un análisis de costos, cifras en estado puro, no hay contaminación política ni ideológica de por medio. Sólo números. Y salvo en la soja, para usar la birome verde y no roja en los balances del resto de los cultivos hay que invertir mucho y esperar que el clima se porte bien, algo que hace varios años no hace.EquilibristasEl trabajo fue confeccionado por el contador Rogelio Echemendi, secretario de la Sociedad Rural, quien lo realizó teniendo en cuenta un arrendamiento de nueve quintales de trigo, en un campo típico de la zona y aplicando un paquete tecnológico medio; mientras que en el análisis no incluyó costo de financiación, costo de oportunidad por capital invertido ni retiros empresarios. Hablando en criollo: los números no están dibujados (los cuadros completos de los cuatro cultivos pueden solicitarse a campo@lavozdelpueblo.com.ar).Por el contrario, los resultados parecen una mala caricatura. Anote:* Trigo: para salir hecho hay que cosechar 29,1 quintales en campo propio y 39 en superficie arrendada.* Soja: para empatar se necesitan 14,5 quintales si uno es propietario y 20,7 si es arrendatario.* Girasol: se deben levantar 17,2 quintales para no perder plata en un campo de propiedad y 24,2 si alquila.* Maíz: 37,5 quintales es lo que hay que cosechar por hectárea en campo propio y 49 en tierra arrendada.Vamos a detenernos en el caso del trigo, cultivo que por las características del clima de la región es históricamente el pilar de las empresas agropecuarias locales. Hablar de 29 quintales en campo propio no es para asustarse, teniendo en cuenta que son muchos los campos que superan los 4000 kilos de promedio. Ahora, la cosa cambia si tomamos los resultados de la última campaña, en la que la media del partido apenas alcanzó los 2200 kilos producto de la seca. A eso hay que sumarle que en el ciclo 2007/08 se habían alcanzado los 2800 kilos, en aquel caso la merma fue consecuencia de una helada tardía. Entonces, con los pronósticos que para este año anuncian que puede volver a faltar agua, ¿cuántos productores pueden apostar a que, al menos, van a salir hecho con el cereal?"Yo, en campo propio, el año pasado perdí 200 dólares por hectárea. No sería lógico jugarme a sembrar en estas condiciones y que me pase lo mismo", decía un productor de Cascallares en una charla rutera, en pleno paro agropecuario. "En mi caso, la campaña pasada perdí 40 dólares por hectárea. No tengo espalda para afrontar una siembra tan riesgosa ahora, por eso no voy a hacer trigo y paso todo a gruesa", explicaba otro, que arrienda una explotación mediana entre Gonzales Chaves y San Cayetano.Bien se podría decir que los números del trigo mejorarían con una soja de segunda. "Es un cultivo marginal con costos marginales. Teniendo en cuenta implantación y cosecha, hay que hablar de 140 dólares, con arrendamiento cero ya que se imputa todo al trigo", explica Echemendi. Y agrega: "Deberías cosechar por encima de los 6/7 quintales para cubrir costos (erogables), a partir de ahí es utilidad. Claro que este año, a pesar de cosecharse más temprano la fina, no hubo humedad y se sembró muy poca de segunda", aclara. Es bueno entonces recordar que en los últimos tres ciclos, la soja tardía fue un rotundo fracaso.DescapitalizadosLa comparación de los números actuales con los mismos cuadros realizados en noviembre de 2008 arroja que los costos algo han bajado y también en cierta proporción mejoraron los precios. Pero hay que tener en cuenta que el problema hoy es también financiero, ya que el productor medio perdió buena parte del capital de trabajo porque cosechó menos kilos y esos kilos valen menos que cuando planeó la siembra, y el financiamiento es escaso y caro."El caso más grave es para quien se le 'descalzó' la relación insumo-producto (técnicamente cambios en los precios relativos). Se debió financiar insumos a 2009 sin poder tomar coberturas cuando la relación era razonable. Así fue que invirtió 550 dolares en 2008 y cosechó 300 en 2009", analiza el secretario de la Sociedad Rural. Y aclara: "Quien pagó sus insumos en 2008 con la relación de ese momento, a costos de reposición no está tan desfasado. Ya que este año siembra con 350/400 dólares y el propietario con 250/300".De todos modos, Echemendi aporta un dato que no es menor. "Siempre hay algo que no se tiene en cuenta y es que el productor de Tres Arroyos, en general, vive del campo. Es decir, la unidad de producción y de consumo personal es la misma".Como sucede de un tiempo a esta parte, la soja es la que ofrece cifras más cosechables. No sólo porque los rindes se acomodan mejor a lo que se viene recolectando, sino porque es el cultivo que demanda menos inversión por hectárea (tanto en campo propio como en arrendado), es decir que se arriesga menos.El girasol, en tanto, en costos de producción no está tan lejos de la soja, pero los rindes de equilibrio no son tan fáciles de lograr en la media de las explotaciones de la región. Con lo cual es más riesgoso, más aún teniendo en cuenta los secos que han sido los tres últimos eneros.Lindo socioEl aporte más rico, y también más irritante, que hace el cuadro a la realidad que hoy vive el productor agropecuario tiene que ver con qué pasa con las retenciones cuando el chacarero cosecha el rinde de equilibrio. Como siempre, agarrarse del ejemplo del trigo es lo más aconsejable para tener una dimensión de lo que atraviesa el chacarero local por estos días.Al productor que arrienda, sembrar, proteger y cosechar una hectárea triguera en la campaña que está por comenzar le costará 423,6 dólares. Para salir hecho, necesitará recolectar 39 quintales (recuerde que el rinde promedio de la zona no llega a los 3000 kilos). Y en ese hipotético escenario, por hectárea, el Gobierno estará recaudando 159,6 dólares. Si el cálculo lo realizamos en campo propio, el costo de producción será de 308,6 dólares la hectárea, y cuando el productor empata, el Estado recibe 119,1 dólares.La foto que entrega la soja es más clara para entender por qué nunca el oficialismo se animó a poner en juego el nivel de los derechos de exportación. Cuando en Tres Arroyos, un arrendatario cosecha los kilos como para no perder pero tampoco ganar, el Gobierno embolsa 234,1 dólares. En campo propio, el poroto también es el cultivo que más engorda la caja central: 164 dólares por hectárea recibe el Estado cuando el productor sale hecho.Se acuerda de la bendita sojización criticada por la Casa Rosada. ¿Hace cuánto que ningún funcionario utiliza ese término? Mucho. En definitiva, queda claro que la renta de la soja no sólo seduce al campo, si el más beneficiado es su poderoso socio que no arriesga nada y factura todo.


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