sábado, 25 de octubre de 2008

Por primera vez Uruguay superó a la Argentina en volumen exportado de carne bovina


Si bien los ingresos de los frigoríficos orientales ya habían superado por un mejor acceso a mercados a los de sus pares argentinos, hasta ahora la diferencia nunca había sido mayor en términos de volumen físico.


Entre los meses de enero y septiembre de 2008 las exportaciones uruguayas de cortes frescos y productos procesados bovinos (carne cocida, corned beef, etcétera) fueron de 195.855 toneladas peso producto, mientras que en ese mismo período las ventas externas argentinas de esos mismos productos fueron de 192.579 toneladas.
Si bien los ingresos de los frigoríficos orientales ya habían superado –por un mejor acceso a mercados– a los de sus pares argentinos, hasta ahora la diferencia nunca había sido mayor en términos de volumen físico. Pero eso ya es historia.
En los primeros nueve meses de 2008 las ventas externas uruguayas de cortes frescos (congelados y enfriados Hilton y no Hilton) fueron de 191.753 toneladas versus 170.475 toneladas colocadas por la Argentina, mientras que los envíos orientales de productos cárnicos procesados fueron de 4101 toneladas contra 22.104 toneladas remitidas por frigoríficos argentinos.
Los datos corresponden a fuentes oficiales de ambos países: Instituto Nacional de Carnes (Inac) y Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Vale recordar que Uruguay es una nación con una extensión territorial inferior a la de la provincia de Buenos Aires y que dispone de un stock bovino estimado en 11-12 millones de cabezas versus 58-59 millones de cabezas que habría en la Argentina.



miércoles, 15 de octubre de 2008

García Hamilton: el gobierno debería reconocer a los productores como aliados y no como adversarios


Lo dijo el historiador y diputado nacional por la UCR durante una conferencia ofrecida en Infocampo La Expo. "En vez de sacarles deberían buscar cómo alentarlos", aseguró.


El gobierno debería reconocer a los empresarios agropecuarios como aliados y no como adversarios, según indicó el historiador y diputado nacional por la UCR José Ignacio García Hamilton.
El gobierno nacional debería convocar a los productores y decirles “ustedes tienen el apoyo de la opinión pública y son los que me dan los fondos para que yo pueda pagar los gastos de gobierno, entonces qué necesitan para seguir exportando, vendiendo y produciendo que lo vamos a apoyar en eso y en vez de sacarles voy a buscar como alentarlos”, dijo García Hamilton durante una conferencia ofrecida ayer sábado en Infocampo La Expo.
El abogado e historiador dijo que ha cambiado la visón del hombre urbano respecto al del campo porque desde el Grito de Alcorta la idea del primero era que el terrateniente era un parásito, un explotador y entonces la crisis de este año mostró, como en el 2001, que el país se recupera a través del trabajo del campo y la gente lo respaldó.
También destacó que la Federación Agraria (que nace con el Grito de Alcorta) y la Sociedad Rural (que eran los grandes terratenientes o los grandes productores) hayan estado todos juntos sumado al apoyo de la población urbana (como se mostró en el acto en Rosario y en el Monumento a los Españoles) son sucesos que no ocurrían desde fines del siglo XIX y muestran que en este 2008 se manifiesta un cambio en la conciencia pública.
Respecto a la crisis mundial manifestó que puede ocurrir algo parecido a los que pasó en la crisis del año 1930 pero con un panorama distinto, porque “con Estado Unidos no tenemos un comercio tan importante pero hay que tener cuidado con China e India que son importantes compradores de soja, porque seguramente van a comprar menos debido al ajuste de sus presupuestos”.


sábado, 4 de octubre de 2008

Menos ganado que en el ‘70: en 1914, la relación era 3,13 por persona, hoy 1,34


Así lo reflejan todos los datos oficiales sobre existencias ganaderas, que incluyen desde terneras hasta toros. El último número de la secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación es de 2001. Ese año había 48.851.400 de cabezas. En 1993, 52.655.180, y en 1975, 56.707.000


Generalmente, los números ayudan a comprender. También a reflexionar. Este es el caso: entre 1966 y 1970 nuestro país tenía más cabezas de ganado que en la actualidad. Incluso, en el año 1977 contaba con una cifra superior a los 60 millones de animales, cuando en la actualidad no llega a los 50 millones, según datos del Mercado de Liniers. También se retrajo el promedio de consumo per cápita, mientras que el indudable crecimiento poblacional tiene como contrapartida una retracción, o al menos amesetamiento, del ganado apto para transformar en un alimento base en la dieta de los argentinos. En resumen, hay menos carne de ganado . Un silogismo indicaría que ésta es una de las razones del encarecimiento del producto, que hoy se exporta a mayor ritmo desde Brasil, Uruguay y hasta Paraguay que en el país de las vacas por antonomasia. El panorama, para colmo, no es muy halagüeño. El último informe de la secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, de mayo de 2008, sobre las perspectivas de este sector, pronostican que en Brasil “los embarques (para exportación de ganado ) seguirán en aumento a pesar del cierre de la UE (Unión Europea), ya que se dirigirán a mercados no tradicionales”. Paraguay y Uruguay “crecerían en 2008”, mientras que Argentina “mostraría una tendencia decreciente”. No hay que ir muy lejos para darse cuenta del delicado momento que atraviesa el sector, con coletazos evidentes sobre el consumo interno. En Magdalena, donde existen 870 productores de distinta índole, pero básicamente ganaderos, entre la última vacunación de noviembre/diciembre de 2007, con relación a la de 2006, se contabilizaron 10 mil animales menos. Y en la campaña marzo/abril de 2008, con relación a la de 2007, la retracción fue de 6.000, aporta el titular de la Sociedad Rural de ese distrito, Javier Landa. El último dato oficial, del mencionado organismo que depende del ministerio de Economía de la Nación, sobre existencias ganaderas (incluye terneras, terneros, vaquillonas, vacas, novillos, novillitos, toros y toritos) en el país es de 2001. Refleja 48.851.400 de cabezas, contra 52.655.180 de 1993. En 1968, con menos de 25 millones de habitantes, había 51.465.000, de acuerdo al mismo registro. Y en 1975, 56.707.000. Es decir, más que en la actualidad. Los números son coincidentes con los elaborados por el Mercado de Liniers. A riesgo de abrumar con los números, analice los siguientes, que también son muy gráficos para cobrar dimensión de la situación. En 1914, de acuerdo al registro oficial de la secretaría de Ganadería, había 25.867.000 cabezas de ganado, el consumo per cápita era un poco más de 62 kilos por año y había alrededor de 8.250.000 habitantes. Esto es, una relación de 3,13 por persona. En 1968, el consumo se disparó a 86 kilos anuales promedio per cápita y en 1975 se mantuvo la tendencia (87 kilos), pero las cabezas de ganado aumentaron en más de 5 millones, prácticamente al ritmo del crecimiento poblacional. En este entonces había 2,26 por persona. En 2001, el consumo se retrajo a 63 kilos per cápita, con 48.851.400 cabezas y 36.260.130 millones de habitantes (Censo 2001). Es decir, 1,34 por persona. En 2007, el consumo osciló los 66 kilos, con una tendencia similar de cantidad de animales y muchos más habitantes (las proyecciones indican alrededor de 40 millones). ¿Por qué pasa esto? La causa asoma como multifactorial. El ex subsecretario de Agricultura y Ganadería de la Nación, Jesús Leguiza, opina que “es indudable la migración productiva hacia otros sectores. Creo que es un problema global, porque en el exterior existe una mayor demanda de granos y la producción se adaptó a esa demanda. Argentina no fue la excepción, y hoy el agro ha desplazado claramente a la ganadería”. Sin embargo, Brasil ha incrementado sus exportaciones de granos y en los últimos cinco años triplicó la producción ganadera. En el primer cuatrimestre de 2008 exportó 342.279 toneladas de carnes frescas, contra 84.309 de Argentina. Uruguay, 92.013 toneladas, de acuerdo al mismo informe oficial. Santiago Zubieta, cuarta generación de ganaderos de la Pampa Húmeda, tiene una mirada desde la experiencia cotidiana. “Antes, el dueño estaba dedicado exclusivamente al animal. Hoy tenemos que preocuparnos por muchísimas más cosas, como innumerables trámites. Todo es más complicado, más burocrático”. Ayacucho, con 800.000 cabezas de ganado, es el cuarto distrito bonaerense en cantidad de hectáreas (675 mil) y es donde se realiza la Fiesta del Ternero. Cuna de la ganadería, su intendente Darío David piensa que “ahora se amontonan en potreros más pequeños a los animales para aprovechar hasta el último espacio para la siembra. Esto, en el largo plazo los lleva a la muerte”. Este jefe comunal peronista también es productor agropecuario. Para Landa, no hay que andar con muchos rodeos: “La producción viene bajando, porque la rentabilidad no es buena”. Magdalena tiene alrededor de 225 mil cabezas y Punta Indio (partido escindido en 1994) alrededor de 180 mil. Según la FAO, el organismo para la alimentación de la ONU, los precios internacionales evidencian una tendencia alcista desde junio de 2006. ¿Las razones? “El alto costo del alimento para los animales, la depreciación del dólar y la creciente demanda de carne en los países en desarrollo por crecimiento de sus economías, particularmente Asia”. “A pesar de ello -sostiene la FAO-, el mercado de carne no ha experimentado aumentos en los precios comparables en magnitud a los observados en cereales, oleaginosas y productos lácteos. El aumento en los costos de producción en muchos países ha reducido los márgenes de ganancia de los productores de carne”. Según estimaciones de este organismo, la producción mundial de carne bovina este año crecería un 1,1% con relación al 2,3 de 2007. Alcanzará alrededor de las 68 millones de toneladas. Los países en desarrollo producen el 56% del total mundial. En Argentina, el productor se choca con una situación que podría sintetizarse en las siguientes líneas: recibe entre 3 y 3,50 pesos por kilo de carne, de los que tiene que deducir todos los impuestos y gastos. Ese mismo kilo, cuando llega al mostrador, no baja de 10 pesos. La cadena de comercialización se lleva casi todo, y el consumidor paga los platos rotos. En los ‘70, cuando había ganado en abundancia, Argentina tenía menos del 1% de sus tierras cultivables con soja, pero desde que en 1996 se liberó en Estados Unidos la variedad modificada genéticamente, que es más resistente a los agroquímicos, crece con mayor facilidad y requiere de menos trabajo, hoy Argentina tiene 13 millones de hectáreas con soja trans. Se estima que su cultivo aumentó 16 veces en siete años. Trece millones de hectáreas son casi 20 veces el partido de Ayacucho, el cuarto más grande del territorio bonaerense. Y más de 70 veces el distrito de Magdalena. Se ve, los números ayudan a entender.


miércoles, 1 de octubre de 2008

La reticencia oficial


“A lo que era el conflicto hasta hace unas semanas se le agrega ahora un factor externo y otro interno que explican el resurgimiento de la lucha del sector agrario. Como causa externa, la caída de los precios de las materias primas producto de la crisis internacional y, como elemento interno, la tremenda sequía que se está viviendo en el país. El Gobierno es el principal responsable de la continuación del conflicto. Su actitud ríspida y confrontativa dificulta cualquier negociación. Si bien la llegada de un hombre idóneo y capacitado como Carlos Cheppi a la Secretaría de Agricultura despertó muchas expectativas, la falta de aval político en su tarea por parte de las altas esferas del Ejecutivo lo conducen al fracaso. El conflicto va a ser moderado, porque la forma y la expresión de la protesta serán más racionales. Los planteos del sector agropecuario son más técnicos que políticos, si bien la dimensión política está siempre presente, más teniendo en cuenta la aceptación social que tuvo la protesta rural y la cercanía de las elecciones legislativas de 2009. Igualmente, la solución del conflicto la tiene el Gobierno, pero por factores poco claros, el oficialismo es reticente a solucionar sus desencuentros con el sector agrario. Evidentemente, quedaron secuelas en el Gobierno después de la derogación de la 125 que no han sido superadas, generando un resentimiento poco funcional a una cualquier negociación constructiva.”


Jorge Mayer


Director de Ciencia Política (UBA)