viernes, 14 de noviembre de 2008

8 DE OCTUBRE : ANTE UN NUEVO DÍA DEL TRABAJADOR RURAL


LOS ARGENTINOS AUSENTES


En realidad hace meses estoy con ganas de escribir estas líneas, desde que un hombre de nuestro interior, me cuestionó, con razón, coincidiendo con nuestra lucha por reivindicar la cadena productiva y a la gente de campo, la ausencia en el escenario de unos hombres que son parte esencial: los trabajadores rurales.En realidad y analizándolo bien hubo una presencia relativa y muy aislada de nuestros trabajadores rurales, mas allá de la representación de Uatre -el gremio de los mismos- o ataques de uno u otro bando, o signo ideológico, sobre la redistribución del ingreso o la cantidad de personal en negro de la gente de campo. En realidad más allá de las 'chicanas' y argumentos dialécticos usados, su imagen, su figura, y en general su presencia estuvo olvidada durante estos meses. Tractoristas, tamberos, mensuales, peones generales, ovejeros, cocineros, domadores, fruticultores,inseminadores,puesteros,capataces,encargados,personas de cultivo de arroz y de cabañas, jardineros, guacheros, molineros, boyeritos, quinteros, talabarteros, ordeñadores, carreros, peones avícolas, maquinistas de cosechadoras, de fumigadoras, changarines, pisadores de silos, bolseros, esquiladores, y tantos otros brillaron por su ausencia en las fotos, en las imágenes, en la televisión,y en los artículos periodísticos sobre el tema.Todos ellos y muchos más no tuvieron la trascendencia de los dirigentes de entidades gremiales o la resonancia por supuesto de Alfredo De Angelis, Eduardo Buzzi, o de distintas figuras del Gobierno. Pareciera ser que ellos no pertenecieran a la misma Argentina que otros y fueron olvidados.Me imagino a muchos de ellos -con quienes pasé tantas horas en mi niñez-, algunas otras en la adolescencia y la adultez, viendo las imágenes por TV, mientras muchos de nosotros discutíamos por distintos temas que iban desde las retenciones hasta la renta extraordinaria, mientras dirigentes políticos, gremiales y sectores empresariales y de Gobierno hacían distintos actos y presentaban distintas imágenes, ellos verse ausentes, simplemente nombrados como trabajadores rurales para ser usados de una u otra manera. Es verdad que para muchos productores agropecuarios son parte de su misma familia, y que frente a un patrón inescrupuloso hay 5 que se comprometen con el futuro de ellos y sus familias, que intentan que sus hijos estudien y se formen, y ayudan a la convivencia y su progreso. Es verdad que lo bajo de los sueldos es relativo, si los comparamos con otros sectores postergados de nuestra Argentina, frente al aumento de los costos de la comida y la vivienda que en el campo son cubiertos.Pero esa no es la cuestión de mi análisis, la verdad es, que mas allá de todo: están ausentes, olvidados, diría yo casi escondidos.En esta Argentina vanidosa, egocéntrica, individualista, en la que la vida vale más por lo mediático y la imagen, que reemplazó al concepto, y casi no creemos en ninguno de los valores, en que hemos destruido la cultura del trabajo, y la aparición televisiva es sinónimo de existencia real y más valedera que el dinero mismo, no podemos quejarnos que cada vez haya menos y desvalorizados trabajadores argentinos en distintas tareas de índole manual y agropecuario. La queja permanente de la falta de hombres de trabajo físico, en forma similar como ocurre con oficios como carpinteros, albañiles, electricistas, etc. es generalmente entendida simplemente por una cuestión económica, o de explotación para los ideologistas de turno, o de vagancia y pereza para los clasistas de la vereda de enfrente.Porque hay clasistas de ambos bandos. De los que se dicen de izquierda y de los que se dicen de derecha. Nadie quiere en la Argentina pasar tan inadvertido, casi en forma intrascendente, y así los hermanos paraguayos, bolivianos y peruanos, entre otros, están acumulando este tipo de tareas, ante la falta de reconocimiento social de este tipo de labores.Para nuestros ascendientes europeos era hacerse la América trabajar en todo tipo de tareas, nosotros sus descendientes hemos rebajado la categoría de nuestros trabajadores y olvidando en muchos de los casos la procedencia, el origen y nuestra tradición. Hasta socialmente es más expresivo pertenecer a una Corriente de Desocupados que pertenecen a estructuras políticos asistenciales, cuyos dirigentes aparecen permanentemente por TV, que ser un trabajador agropecuario; y con la misma exageración y exaltación que hacemos de la destreza física en un deportista, porque al final de cuentas no es más que ello, subestimamos toda labor que puedan realizar nuestros trabajadores.


EL RECONOCIMIENTO


Dicen grandes pensadores y filósofos, especialmente desde Hegel hacia aquí, que la lucha por el reconocimiento es una de las claves para entender la sociedad.Los hombres poseen determinadas expectativas de reconocimiento que desarrollan en el trayecto de socialización de su vida. Todos tenemos expectativas legítimas de ser estimados en nuestros rendimientos y capacidades, que son diferentes de acuerdo al tiempo y al lugar; pero todos tenemos esa expectativa. Por supuesto la sociedad descubre y justifica cuales pretensiones de reconocimiento son consideradas legítimas ante la sociedad.¿Nuestros hombres rurales no tienen ninguna?Se dice que hay una patología comunitaria y que no hay calidad social por la carencia de una sociedad de satisfacer las expectativas legítimas de reconocimiento en sus miembros. Esa enfermedad entre otros la demostramos con nuestros trabadores rurales.Algunos creen que sólo el distribucionismo soluciona los problemas de exclusión, de pobreza, de falta de educación y de modernidad a veces tan comunes en la ruralidad.En general, liberales y marxistas, reducen la cuestión a ese bienestar económico, y en distintas maneras a ese concepto unilateral de la distribución.Pero hoy la Justicia Social debe pasar también por el reconocimiento mutuo entre los miembros de una sociedad, no solamente por la distribución de derechos y bienes. Una noción ampliada de justicia, es en gran medida garantizar las condiciones necesarias para que el individuo se pueda entender como un miembro libre e igual en la sociedad. Además de lo económico, es necesario que la persona sea honrada de forma adecuada, valorado socialmente, es decir, pagado socialmente.Que poco reconocimiento le tuvimos y le tenemos todos a nuestros hombres de a caballo, o de 'a tractor', a nuestros trabajadores de la manga, o de la herrería, los de la vacunación con la helada, o desarmando un motor en pleno verano ardiente.Podemos hablar de condiciones dignas de trabajo, de salario mínimo, de renta extraordinaria y de mucho más, pero sin reconocimiento y valoración social, estamos simple y fatalmente disfrazando la realidad.Cuando hay una tensa calma que puede romperse en cualquier momento, necesitamos revisar estos conceptos.En primer lugar pedirles disculpas por estar su presencia tan inadvertida para la gran mayoría, pedirles perdón personalmente, y en nombre de nuestro Grupo Pampa Sur, y en segundo lugar prometerles que en esta nueva etapa debemos recordar su figura para no dejarlos nunca más ausentes.Gracias por sus horas de trabajo para todos nosotrosPropongo que en esta nueva etapa trabajemos por su justa presencia como otro de los objetivos a fijarnos, los que decimos defender a la cadena agroalimentaria y agroindustrial.


Miguel Saredi




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